Ficciones
- Mauricio Lievano
- 24 nov 2024
- 2 Min. de lectura
Mi gran lucha es intentar que mis sueños se parezcan a lo que pienso, que lo que pienso se parezca a lo que digo y lo que digo, se parezca a lo que hago.
No es fácil, porque en este mundo frívolo y banal en el que vivo (vivimos) he (hemos) creado ficciones y fantasías, leyendas e invenciones, intentando encajar, intentando ser querido, intentando llenar tanto vacío que desde siempre me acompaña.
He sido un actorcito de segunda y en ese ejercicio he terminado más perdido que extraviado, porque buscar la aprobación de los demás, gasta y contamina y es la forma más segura de perderse. He puesto mi sonrisa al servicio de los otros, he puesto buena cara aún sabiendo el dolor que llevo dentro, he dicho sí queriendo lo contrario, he dicho no sin desearlo, me he ido o me he quedado, he cargado a los otros con mis culpas y mis miedos, he puesto una distancia, como si eso me salvara y en ese ejercicio tonto y bobo, he perdido a gente que me ha querido de verdad. Incluyéndome. Hacia afuera he podido parecer un nostálgico o un triste o feliz y positivo, profundo y reflexivo, pero en el fondo, cuando me miro al espejo, me despierto en una fría madrugada, me miro y me confronto. Porque uno siempre sabe y se hace el loco.
La gran ventaja que tengo es que me he caído varias veces lo que me ha ayudado a darme cuenta, porque tal vez me doy más palo del que merezco, pero menos del que necesito. Nada nos llega tarde, pero muchas veces
llegamos retrasados. Hoy he decidido escogerme cada día, escogerme por quien soy, escogerme por quien quiero ser.

Comments