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Quiérase, quiérase…

  • Foto del escritor: Mauricio Lievano
    Mauricio Lievano
  • 22 ene
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 23 ene



Son las 3 y 33. De un tiempo para acá, desarrollé la manía de los números espejos, 444. 111. 333. Y así. Todos tienen un significado. Dicen.

 

Doy vueltas. Ayer fue un día especial. Eduardo es mi amigo, mi confidente, mi hermano. En realidad, mi conciencia. Ayer me preguntó por qué seguía amando a una persona que hace rato decidió tomar otro camino. Pensando, pensando, pude entender mi respuesta.  Es sencillo en realidad. Y es que dejar de amar, seria perder dos veces, porque cuando decido amar a una persona, es para siempre,lo que no significa que no pueda mirar hacia adelante. Amarla con sus dudas y sus miedos, con sus imperfecciones y sus rabias y con toda la maravilla de su ser. Quiérase, me dicen, los que me conocen por encima. Los pocos  que sí me conocen, me entienden. Obvio que es triste dejar de sentir esa caricia, esa mano que acompaña, el amor de esa persona, su cuerpo, su inteligencia, su sonrisa, pero sobre eso,sobre las decisiones de los otros, soy como esos televisores antiguos,  no tengo control y mi única posibilidad es pararme una vez más y cambiar de canal, pero seguir amando, así sea en silencio, así sea a la distancia. Orando, que es la forma inalámbrica del amor.

 

Uno siempre se equivoca. ¿Qué no haría nuevamente?  No lo sé, porque cada persona es incomparable, cada ser es diferente y porque nadie vuelve, porque el que vuelve ya es distinto.Pero acá estoy en pie, amando a esa persona que aún está, así sea en mi recuerdo . Que eso me condena, dicen. Yo sin embargo pienso lo contrario. Me condenaría negar lo vivido, negar la alegría de haber conocido a esa persona, callar mis sentimientos, guardarlos y no quererlos ver, o como muchos que se quedan en el pasado comparando el dolor que les causaron con la sonrisa y la bondad de alguien que les entrega todo. Quise ser su príncipe azul, pero ella quería su saco rojo.

 

Aposté duro y lo gané todo. Me quedé con el amor de un ser humano, con su cuerpo, su sonrisa, su inteligencia, sus ganas de intentarlo, sus caricias y además, me quedo con todo lo que vibra acá en mi pecho magullado, con todo el amor que siento por ella, con los mejores recuerdos de todo lo vivido.Tal vez algún día sanaremos y nos volveremos a encontrar.

 

Quiérase, quiérase me dicen. Y yo les hago caso y por eso elijo el amor al olvido, el amor al ego, el amor al miedo,  el amor al silencio, el amor a la apatía.

 

Debe ser el 333…




 

 
 
 

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